En el cáncer de pulmón, lo habitual es que cuando aparecen las manifestaciones clínicas, la enfermedad ya es avanzada o se ha extendido a otras partes del cuerpo; no hay síntomas de alarma temprana.
Para detectar el cáncer de pulmón se dispone de una cantidad de estudios por imágenes y métodos de biopsia por punción, que permiten confirmar la sospecha, definir qué tipo de células cancerosas están presentes y en qué medida se ha extendido la enfermedad en el organismo.
Fumar cigarrillos de tabaco causa el 80-90% de todos los cánceres de pulmón. Aunque en menor grado, los exfumadores y quienes respiran humo de tabaco de segunda mano (“fumadores pasivos”) también tienen riesgo aumentado de presentar la enfermedad.
Por este motivo, se insiste en que la mejor estrategia de prevención del cáncer de pulmón es NO FUMAR y, si ya lo hace, DEJAR DE FUMAR.
Si es fumador o exfumador, puede ser aconsejable realizar controles periódicos y consultar al médico ante síntomas respiratorios, en especial si persisten.
Para detectar el cáncer de pulmón, la tomografía computarizada de baja dosis (TCBD) es el único estudio por imágenes que ha mostrado utilidad en la población de mayor riesgo para identificar lesiones sospechosas más temprano.
La American Cancer Society sugiere que las personas con alto riesgo en base a su historial como fumadores, se realicen una TCBD anual, entre las edades de 55 y 74 años. Sin embargo, no hay acuerdo en la comunidad científica sobre cómo implementar esta sugerencia en la práctica de consultorio.
Permiten evaluar el estado general y determinar si hay: anemia, trastornos de la función hepática o renal, u otras alteraciones.
Permite detectar “manchas” o nódulos en el pulmón, cambios en el mediastino, derrame pleural (líquido en el revestimiento de los pulmones).
Tiene limitaciones: una radiografía normal no descarta el cáncer de pulmón.
Es el estudio inicial habitual para confirmar la presencia de una lesión sospechosa y planificar el resto de las evaluaciones.
Para confirmar el diagnóstico de cáncer de pulmón y determinar la extensión de la enfermedad en el organismo (estadificación), pueden solicitarse algunos de los siguientes estudios:
Determinar con precisión el tipo de cáncer y en qué estadio se encuentra es fundamental para ofrecer las mejores opciones posibles de tratamiento a cada paciente. El estado general y las preferencias de cada paciente también se consideran en la toma de decisiones.
El objetivo es simplificar los pasos, para lo cual un equipo multidisciplinario seleccionará cuáles estudios son los más apropiados en cada caso individual.
La elección del procedimiento para obtener la biopsia depende del tipo, localización y tamaño del tumor, y cuán accesible es la lesión. Se utiliza el método menos invasivo posible, pero las lesiones pequeñas en la periferia del pulmón, pueden ser un verdadero desafío. La punción aspirativa transtorácica guiada por TC es típicamente el método de primera elección cuando el tumor es periférico.
Es un método seguro y efectivo cuando las lesiones son centrales, es decir, cuando se encuentran dentro o vecinas a la tráquea o los bronquios, por donde se introduce y avanza el endoscopio.
Permite observar directamente las vías aéreas más grandes desde su interior, con un sistema de fibra óptica, y tomar muestras de las lesiones sospechosas, con pinzas especiales. Si no hay lesiones visibles, puede “lavarse” la zona y aspirar el líquido de lavado para buscar células cancerosas.
Para obtener células tumorales, se realiza una punción con aguja fina, guiada por las imágenes de una TC. Es la técnica de preferencia cuando la lesión se localiza en la periferia del pulmón, es decir, más cerca de la pared del tórax y lejos del árbol bronquial (no se accede con el broncoscopio).
La punción aspirativa se realiza pasando la aguja fina a través de la pared de la tráquea o los bronquios, con la guía de una ecografía endobronquial. En algunos casos, se hace la punción durante una ecografía esofágica endoscópica, pasando la aguja fina a través de la pared del esófago.
Este tipo de punciones permiten examinar ganglios linfáticos aumentados de tamaño, que se encuentren al acceso desde el interior del árbol traqueobronquial o del esófago.
Ambos procedimientos son invasivos porque se requiere una incisión, pero se diferencian en el tamaño y la ubicación de la misma. Se realizan para observar directamente las estructuras dentro del mediastino (área entre los pulmones, en el centro del tórax) y obtener muestras de ganglios linfáticos, cuando es posible.
Similar a la TC, se utiliza para visualizar con mejor detalle los tejidos blandos y determinar la ubicación y tamaño de posibles lesiones tumorales y ganglios.
Al estadificar la enfermedad, es habitual solicitar RMN de cerebro y abdomen, para determinar la presencia de tumor fuera de los pulmones.
Se utiliza una sustancia marcada, que es inyectada en la sangre y se acumula en las células cancerosas. De este modo, las lesiones tumorales se observan como zonas destacadas. Permite detectar tumores no visibles con otros métodos.
Puede combinarse con TC (PET/TC) para comparar las zonas donde se deposita el marcador, con las imágenes correspondientes en la TC.
También se utiliza una sustancia que está marcada con un isótopo radioactivo (radiomarcada), que se fija en el hueso. Las zonas óseas donde hay células tumorales captan más cantidad del marcador y se visualizan como zonas más oscuras. De este modo, se evalúa la posibilidad de extensión del tumor a los huesos.