Los efectos emocionales del cáncer tienen que ver tanto con la enfermedad en sí misma como con el tratamiento. Son tan importantes como las demás manifestaciones clínicas y, por lo tanto, deben ser abordados de una manera adecuada, oportuna y holística.
Si le han diagnosticado cáncer recientemente, hay una cantidad de emociones intensas que puede estar sintiendo. El mensaje principal de esta nota es que todos o cualquiera de los sentimientos que tenga en el momento están bien; es normal y esperable ante el estrés.
Las fases emocionales por las que se transita ante el diagnóstico de cáncer se comparan muchas veces con lo que sucede ante la pérdida de un ser querido. Hay:
Sin embargo, no necesariamente todas estas fases se cumplen en dicho orden ni tienen que estar presentes.
Cada etapa de la enfermedad implica afrontar diferentes desafíos y emociones. La personalidad y las herramientas emocionales de cada individuo, el contexto y la historia familiares, el entorno sociocultural, las creencias religiosas, los recursos económicos, son factores que influyen en la respuesta de cada persona frente a las demandas de cada etapa:
En general, el miedo y la ansiedad son emociones comunes en todas estas etapas. La tristeza y la depresión son también frecuentes, pero es fundamental diferenciarlas porque la depresión es un trastorno del estado de ánimo que requiere cuidados por parte de un especialista en salud mental, preferentemente con experiencia en personas con cáncer.
Puede aparecer en el momento del diagnóstico o durante el tratamiento. Las causas pueden ser múltiples: la pérdida de la salud, de las actividades habituales, de placeres tales como viajar, de ciertos planes para el futuro, etc. Es absolutamente normal sentirse triste, frustrado, desalentado, durante este momento de dificultad.
También puede suceder que la tristeza se manifieste cuando termina el tratamiento y se deben asimilar cambios corporales, en los niveles de energía y posiblemente, en la vida diaria. Puede ser el momento de expresar el dolor y la pena por los momentos difíciles que hubo que afrontar.
A diferencia de la tristeza, en la depresión los sentimientos de falta de esperanza, desaliento, frustración, se prolongan en el tiempo o empeoran. La depresión se define por la presencia de tristeza, desinterés por todo (incluso por actividades anteriormente placenteras), falta de iniciativa, presentes la mayor parte del día, prácticamente todos los días.
Es habitual que el estado de ánimo deprimido se acompañe de pérdida del apetito y de peso, dificultades con la concentración o la memoria, sentimientos de desvalorización. A veces, puede haber pensamientos de suicidio.
La depresión es una enfermedad, y es importante reconocerla temprano porque tiene tratamiento. Las personas deprimidas realmente no pueden simplemente “animarse” o ignorar su estado. Se requiere ayuda profesional y un entorno afectivo muy comprensivo.
Es difícil contar a otras personas que le diagnosticaron cáncer. Puede ser incómodo tener que hablar de algo tan personal y puede generar mucha inseguridad no saber cómo reaccionarán las personas de su entorno. Además, muchas veces se desea evitar preocupar a los seres queridos.
La decisión de qué, cómo y cuándo compartir lo que le sucede es suya, pero seguramente “esconder” el diagnóstico no sea una buena idea. En algún momento, sus familiares, amigos y compañeros de trabajo, sabrán que tiene cáncer. Decirle a los demás sobre su enfermedad puede evitar malos entendidos y le permite tener control sobre la información que comunica.
Cuando la comunicación se abre, puede descubrir que hay personas que desean estar más cerca suyo y ofrecer su apoyo. Elija el momento y el lugar, así como las palabras, y tenga respuestas preparadas a posibles preguntas cuando le diga a los demás que tiene cáncer.
Con relación a la pareja y los hijos, cada aspecto de la convivencia puede requerir ajustes. La comprensión y el amor son lente.
También puede hallar bienestar en alternativas no convencionales, en especial la meditación, y otras técnicas como yoga o masajes, que ayudarán a reducir el estrés y la angustia. Pero antes de iniciar cualquier terapia complementaria, en especial si desea utilizar alguna medicación (incluso herbal), consulte con su médico. Algunas técnicas pueden estar contraindicadas o pueden interferir con el tratamiento que recibe de base.
En todas las situaciones, es fundamental contar con la orientación y el acompañamiento de profesionales del área de salud mental (psicooncología, psiquiatría) con experiencia, porque realmente pueden aportar muchas soluciones o recomendaciones, y brindarle un entorno donde expresarse libremente. La prioridad es transitar las diferentes etapas de la enfermedad con el máximo bienestar posible.