Son sumamente frecuentes y en muchas ocasiones se detectan de manera casual en algún estudio por imágenes de las mamas. En otros casos, pueden detectarse como un “bulto” o nodularidad palpable en los senos.
Los quistes son estructuras redondeadas u ovoides, llenas de líquido, tan frecuentes que pueden hallarse hasta en un tercio de las mujeres, especialmente entre los 35 y los 50 años de edad. Los quistes en los senos no son peligrosos; no representan ningún cáncer ni se asocian con mayor riesgo de desarrollar cáncer.
Los quistes se forman en la porción terminal de un lobulillo o lóbulo de la glándula mamaria. Constan de una pared delgada, formada por las células de la glándula mamaria, y contienen líquido de color variable. Se diferencian fácilmente de las lesiones sólidas en los estudios por imágenes: mamografía y ecografía mamaria. El diagnóstico se establece habitualmente con el examen físico y la ecografía mamaria bilateral. En la ecografía mamaria, los quistes se visualizan como una estructura con borde bien delimitado, generalmente delgado y neto, y contenido líquido.
El tamaño es variable: desde microquistes, imperceptibles, hasta quistes de varios centímetros, que pueden palparse. Como se expresó en el artículo quiste de mama, pueden estar presentes de manera asintomática y detectarse como hallazgo casual en un estudio por imágenes, o bien pueden manifestarse como un “bulto” o nódulo palpable, que puede desplazarse.
Los quistes en los senos pueden doler o causar molestias y sensibilidad. Esto sucede especialmente durante ciertos días del ciclo menstrual, cuando pueden aumentar de tamaño debido a la influencia de las hormonas sexuales femeninas. En caso de tener molestias o dolor, es suficiente usar dosis bajas de algún analgésico no esteroideo (por ejemplo, ibuprofeno o paracetamol). Un sostén con buen soporte puede ser de ayuda y, en algunas ocasiones, aplicar compresas tibias o calor local con una almohadilla, pueden brindar alivio los días del ciclo menstrual con más dolor en los senos.
Los quistes no se asocian con riesgo aumentado de cáncer. El consenso actual es el seguimiento de la paciente, sin ningún tratamiento específico. Si el quiste es grande y causa dolor, puede indicarse una punción con aguja fina para aspirar el fluido en su interior, lo que alivia la tensión y las molestias. Es posible que luego de cierto tiempo, el fluido regrese nuevamente o que el quiste desaparezca.
En algunos casos, el médico puede indicar la punción con aguja fina para aspirar el líquido y obtener células para análisis en el laboratorio de anatomía patológica (citología), en caso de dudas. Si dentro o adyacente al quiste hubiera un nódulo o masa, el manejo es similar al de una lesión sólida sospechosa: punción-biopsia o biopsia quirúrgica para su diagnóstico.