Es frecuente que se solicite una ecografía mamaria después de la mamografía o que ambos estudios se indiquen juntos. Pero, ¿por qué?
Esto sucede porque la mamografía y la ecografía mamarias son dos exámenes complementarios que ayudan a la detección temprana del cáncer de mama. La primera utiliza rayos X y la segunda, ultrasonido, para detectar alteraciones o cambios en la estructura y los tejidos mamarios. En especial, ambos estudios suelen solicitarse juntos cuando las mamas son densas.
La ecografía mamaria bilateral y la mamografía son estudios complementarios, es decir que cada uno aporta información que al combinarse, permite valorar mejor el estado de las mamas. Cada estudio se fundamenta en diferentes principios y métodos técnicos, por lo tanto las imágenes obtenidas aportan datos que se complementan entre sí.
Para realizar la mamografía se utiliza radiación ionizante (rayos X) en baja dosis, mientras que para la ecografía mamaria se usan ondas de ultrasonido para obtener imágenes de los tejidos mamarios. Un examen no reemplaza al otro y de acuerdo con la indicación médica, pueden realizarse juntos una vez al año o con la frecuencia que sea más apropiada para cada paciente.
La mamografía es el método más confiable y de mayor precisión para detectar temprano el cáncer de mama, en mujeres sin síntomas ni antecedentes familiares de cáncer de mama. Está indicada a partir de los 35 años, una vez por año, como método de screening o pesquisa del cáncer de mama; también tiene indicación en mujeres con síntomas, para diagnóstico por ejemplo, de un nódulo palpable.
Está demostrado que la mamografía anual reduce la mortalidad debido a cáncer de mama al permitir el hallazgo de tumores de pequeño tamaño, incluso no palpables, cuando las posibilidades de curación son máximas. También detecta y permite caracterizar las microcalcificaciones, que son una forma de presentación muy frecuente del cáncer de mama en su etapa más temprana.
La mamografía permite hallar cánceres de apenas pocos milímetros, pero hay algunas lesiones que no son detectables. Se considera que la mamografía tiene una sensibilidad (capacidad para detectar alteraciones) entre 74% y 95% y una especificidad (capacidad para diferenciar hallazgos benignos de los que son malignos) de aproximadamente un 90%. Cuando se combina con la ecografía, la sensibilidad es cercana al 100 %.
Por las características del estudio, la ecografía mamaria es sumamente útil para diferenciar los nódulos sólidos de los que tienen contenido líquido (quistes); esto no puede realizarse con la mamografía. Se indica generalmente a partir de los 30 años y es la técnica de imágenes a realizar inicialmente para las mujeres embarazadas o en período de lactancia. También tiene utilidad para las mujeres con implantes de siliconas.
La ecografía mamaria se indica especialmente cuando las mamas son densas porque es cuando disminuye el rendimiento de la mamografía convencional. Las mamas densas tienen menos tejido adiposo que las mamas que no son densas y pueden tener más probabilidad de desarrollar cáncer. La ecografía en el momento o después de la mamografía mejora la detección de lesiones tempranas o sospechosas. Ambos estudios pueden indicarse también cuando existen otros factores de riesgo, como antecedentes familiares de cáncer de mama o una biopsia previa con diagnóstico de alguna lesión con alto riesgo, ayudando además a explorar la presencia de ganglios locales y/o axilares (estadificación).
La ecografía combinada con la mamografía es de gran ayuda en las pacientes con síntomas, por ejemplo un nódulo palpable que no se ve en la mamografía, más aún si se trata de una mujer con mamas densas y menor de 40 años. Juntas, la ecografía y la mamografía, tienen un valor predictivo negativo (probabilidad de no tener cáncer si el resultado es normal) del 97% al 100%.
Los estudios por imágenes se comparan siempre con los resultados de años anteriores y se correlacionan con los antecedentes personales y familiares. A veces, el médico puede considerar necesario realizar estudios adicionales como una resonancia magnética nuclear, o puede indicar una punción-biopsia de mama para determinar si hay células malignas en una lesión sospechosa. Los hallazgos en los estudios por imágenes que se mantienen estables a lo largo del tiempo suelen ser benignos.
Actualmente, se realiza mamografía digital en prácticamente todos los centros de salud; los archivos digitalizados pueden guardarse, facilitando la comparación con los estudios a futuro. La tomosíntesis 3D es una técnica por imágenes más reciente, que tiene ventajas sobre otras técnicas de mamografía para evaluar mamas densas, independientemente de la edad. Permite un mejor contraste y definición de los tejidos superpuestos, optimiza la visualización de las microcalcificaciones y mejora la definición de las posibles alteraciones estructurales de la mama.
En síntesis, en base a los principios técnicos de cada estudio, la mamografía y la ecografía mamaria bilateral informan características del tejido mamario que son muy útiles para aclarar dudas sobre la benignidad de una lesión y cuándo puede ser necesaria una biopsia para confirmar una sospecha. El objetivo principal es la detección temprana del cáncer de mama.