Los factores de riesgo de cáncer de mama conocidos son diversos e incluyen factores que pueden o no ser modificables.
La evidencia científica indica claramente que más del 90 % de los casos se asocian con factores medioambientales, los cuales pueden modificarse: dieta occidental, consumo de alcohol y falta de ejercicio físico. La mejor estrategia de prevención para todas las mujeres es la adopción de hábitos de vida saludables, acompañados de los estudios de detección temprana oportunos (mamografía y/o ecografía mamaria). La prevención del cáncer de mama es fundamental para disminuir la incidencia de esta enfermedad y su mortalidad.
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en las mujeres (una de cada ocho mujeres lo presenta) y ocupa el segundo lugar en frecuencia entre todos los cánceres que se diagnostican a nivel mundial.
La detección temprana mejora el pronóstico y aumenta la sobrevida. La mamografía es el mejor método de detección temprana disponible y ha contribuido sustancialmente a reducir las muertes debidas a cáncer de mama. Sin embargo, esta enfermedad continúa siendo una causa importante de mortalidad.
El cáncer aparece cuando se produce un daño en el ADN de las células, pero se conoce poco acerca de cómo o por qué se produce dicho daño. Existen algunos factores de riesgo de cáncer de mama conocidos. Estos factores pueden ser genéticos o medioambientales o, pueden actuar combinados, como se supone que ocurre en la amplia mayoría de los casos. Por otra parte, personas con factores de riesgo presentes nunca desarrollan cáncer de mama.
Se conoce que solo el 5-10 % de todos los cánceres de mama se asocian con causas genéticas, mientras que el 90-95 % de los casos están relacionados con factores medioambientales y el estilo de vida.
Existe sólida evidencia científica que demuestra la influencia del estilo de vida y los factores medioambientales en el desarrollo del cáncer de mama. Los principales: dieta con alto contenido de grasas, consumo de alcohol y falta de ejercicio físico.
La llamada prevención primaria consiste en eliminar o controlar los factores que pueden conducir a la aparición del cáncer de mama, para contribuir a disminuir el riesgo de enfermedad y su mortalidad asociada.
El estilo de vida actual desempeña un papel mayor en el desarrollo del cáncer de mama. Es fundamental difundir los conocimientos acerca del impacto del estilo de vida en el desarrollo del cáncer e informar acerca de las posibilidades de controlar el riesgo, modificando los hábitos de vida. Cabe mencionar también la importancia del autoexamen mamario y de los controles médicos periódicos.
Los factores de riesgo modificables incluyen:
Además, las personas con mayor IMC y cáncer de mama, tienen peor sobrevida y más complicaciones del tratamiento.
Además, la actividad física en las personas con diagnóstico de cáncer de mama, mejora el pronóstico y la calidad de vida.
La dieta recomendada es rica en frutas, vegetales, legumbres y cereales, con poca cantidad de carne roja y sal. Se deben evitar: bebidas endulzadas, alcohol en exceso y alimentos hipercalóricos.
El consumo de fibras tiene relación inversa con el riesgo de cáncer de mama (efecto protector).
El patrón de alimentación occidental se ha asociado con incremento del 14 % en el riesgo de cáncer de mama, mientras que una dieta saludable se asocia con reducción del 18 % de dicho riesgo.
Los factores que se consideran no modificables incluyen:
Fuentes:
Biomed Pap Med Fac Univ Palacky Olomouc Czech Repub. 2018 Jun; 162(2):83-89.
Annals of Agricultural and Environmental Medicine 2017, Vol 24, No 4.