La densitometría ósea es una herramienta médica fundamental para evaluar la salud de nuestros huesos y detectar posibles problemas óseos.
En este artículo, analizaremos la importancia de este procedimiento en mujeres, cuántas veces se puede realizar de manera rutinaria, cuándo es recomendable someterse a una densitometría ósea, la expectativa de vida de este estudio y quién debe solicitarlo. Con esta información, podrás tomar decisiones informadas para mantener la salud ósea a lo largo de tu vida.
La frecuencia con la que se debe realizar una densitometría ósea varía según los factores de riesgo y la edad de cada mujer.
En general, para mujeres postmenopáusicas sin factores de riesgo significativos, se recomienda hacer una densitometría ósea cada 2 años, sin embargo, si existen factores de riesgo, como antecedentes familiares de osteoporosis, uso prolongado de ciertos medicamentos (como corticosteroides), o enfermedades que afectan la salud ósea, se puede considerar realizar el estudio con mayor frecuencia.
La edad en la que debe comenzar a realizarse una densitometría ósea también depende de factores individuales. En general, las mujeres mayores de 65 años deben considerar hacerse una densitometría ósea, independientemente de los factores de riesgo.
Para aquellas mujeres que presenten factores de riesgo, se puede evaluar la necesidad de realizar el estudio antes de los 65 años.
La densitometría ósea es un procedimiento no invasivo y seguro que proporciona información valiosa sobre la densidad mineral ósea.
Los resultados obtenidos permiten a los profesionales de la salud evaluar el riesgo de fracturas y diagnosticar la osteoporosis en etapas tempranas.
Gracias a su eficacia y utilidad, la densitometría ósea seguirá siendo una herramienta fundamental para la detección y prevención de problemas óseos en el futuro.
La solicitud de una densitometría ósea puede partir de diferentes profesionales de la salud, entre ellos:
Si tiene dudas, consulte con su médico para saber si debería realizarse una densitometría ósea.