La cirrosis es una enfermedad crónica que afecta al hígado y que se produce cuando las células hepáticas normales son sustituidas por tejido cicatrizado, lo que impide el funcionamiento normal del órgano.
Es importante tener en cuenta que la cirrosis puede tener muchas causas diferentes y que algunas personas pueden desarrollar la enfermedad sin ninguna causa identificable.
Además, es posible que una persona tenga más de una causa de cirrosis al mismo tiempo. Si se sospecha de cirrosis, es importante acudir a un profesional de la salud para una evaluación y tratamiento adecuados.
En primer lugar, es importante evitar el consumo excesivo de alcohol, ya que este puede ser una de las principales causas de la cirrosis, ya que estas enfermedades virales pueden causar daño hepático grave y a largo plazo.
El diagnóstico de la cirrosis generalmente comienza con una evaluación médica completa y un examen físico. Los análisis de sangre pueden ser útiles para detectar signos de daño hepático, como niveles elevados de enzimas hepáticas y de bilirrubina. También se puede realizar una ecografía de abdomen para que el médico pueda observar mejor e indicar un tratamiento.
El tratamiento de la cirrosis depende de la causa de la gravedad de la enfermedad. En algunos casos se pueden utilizar tratamientos farmacológicos para controlar los síntomas y prevenir complicaciones.
Es importante que las personas con cirrosis sigan las recomendaciones de su médico y adopten un estilo de vida saludable para evitar complicaciones adicionales.
Ante cualquier duda consultá con tu médico.