Como consecuencia de tantas veces que has leído o escuchado, probablemente te preguntes qué es una radiografía y para qué sirve. Es una técnica de imagen que se emplea para obtener imágenes de órganos, tejidos y huesos del cuerpo.
El médico que se ocupa de llevar adelante las radiografías se denomina radiólogo, al mismo tiempo que la especialidad es la radiología. Pueden tener objetivos tanto diagnósticos como terapéuticos.
Los protagonistas o quienes más intervienen durante el proceso de la radiografía son el mencionado médico radiólogo y el técnico de radiología médica. El primero interpreta las diferentes imágenes. En cambio, el segundo usa herramientas sofisticadas como la propia radiografía, tomografías computarizadas, resonancia magnética y hasta ultrasonido.
Concretamente, la misma se emplea para examinar detallada y minuciosamente determinadas partes del cuerpo para encontrar lesiones, enfermedades y motivos de dolencias.
Así, se pueden encontrar lesiones en los huesos, enfermedades de tórax, obstrucciones en vasos sanguíneos, algunos tipos de cánceres como el de mama y patologías del corazón, entre otras. Cabe destacar que cuando un paciente presenta importantes dolores o indicios de que en el interior de su organismo algo está mal, lo más efectivo es siempre derivarlo a un radiólogo para que se pueda establecer un panorama claro.
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Según la parte del cuerpo a estudiar, el paciente debe quitarse la prenda de ropa y acostarse o permanecer sentado. En cualquier caso tiene que permanecer quieto unos segundos hasta tanto la máquina genere y tome las imágenes de las estructuras internas del cuerpo.
Por lo general, una sesión de radiografía no supera el minuto y uno de los requisitos es no estar embarazada. ¿Por qué? Porque la exposición a los rayos puede implicar un riesgo para el feto. Tampoco se puede acceder a la misma con elementos metálicos (cinturón, llaves, etc.).
Cabe destacar que, si la persona reúne las condiciones para poder realizarse este estudio, no sentirá dolor ni molestia durante el momento de captación de las imágenes. Tampoco padecerá complicaciones en los siguientes minutos y horas, por lo que carecerá de impedimentos para continuar con sus actividades cotidianas con total normalidad.
La radiografía es considerada más compleja dado que utiliza un tubo fijo de rayos X. En cambio, la tomografía consta de un escáner de TC (tomografía computarizada) que usa una fuente motorizada de rayos X. Esta, además, gira en torno a una abertura circular de una estructura que posee forma de dona y se la denomina Gantry.
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Según el problema concreto del paciente y la zona exacta donde lo padece y su complejidad, el médico decidirá si se somete a una radiografía o a una tomografía. Una característica en común de ambas es su alta efectividad y calidad de sus imágenes.
De todos modos, hay ciertos casos para los que la tomografía resulta más adecuada; por ejemplo, para un inconveniente en una estructura ósea pequeña, traumatismo en el cerebro, médula espinal, abdomen o pelvis, entre otras. ¡Ingresá aquí para conocer todo lo que ofrece Diagnóstico Rojas y solicitá tu turno!