La rotura de meniscos internos es una lesión frecuente que puede causar dolor, inflamación y dificultad para moverse. Sin embargo, el ejercicio moderado y adaptado puede ser clave para aliviar los síntomas y fortalecer la articulación.
Las lesiones en la rodilla son bastante comunes, especialmente entre personas activas o aquellas que han sufrido un desgaste articular con el tiempo. Una de las más frecuentes es la rotura de meniscos internos, que puede generar dolor e incomodidad al caminar o realizar ciertos movimientos. Si bien en algunos casos se requiere cirugía, en muchas situaciones el tratamiento conservador, acompañado de una rutina de ejercicios adecuada, puede ser suficiente para mejorar la movilidad y reducir las molestias. Seguí leyendo en Diagnóstico Rojas
Cuando se produce una rotura de menisco interno, significa que uno de los cartílagos de la rodilla se ha desgarrado, lo que puede afectar tanto la movilidad como el bienestar general de la persona. Esta lesión generalmente ocurre cuando la rodilla experimenta una torsión o una presión excesiva, como durante un giro abrupto al hacer deporte, un levantamiento de peso o incluso por el simple desgaste del menisco con el tiempo.
El dolor es uno de los síntomas más comunes de la rotura de meniscos internos. Este dolor suele ser agudo, especialmente al girar o doblar la rodilla y puede ir acompañado de hinchazón y una sensación de bloqueo en la articulación. Algunas personas también sienten inestabilidad en la rodilla o dificultad para caminar correctamente.
El tratamiento de una rotura de menisco interno depende de varios factores, como:
En muchos casos, la rotura de meniscos internos puede tratarse sin necesidad de una intervención quirúrgica. A continuación, se mencionan algunos enfoques para su tratamiento:
La cirugía puede ser de dos tipos:
El ejercicio tiene un papel fundamental en la recuperación de una rotura de menisco interno. Es importante destacar que, si bien el reposo es necesario en los primeros días o semanas, a largo plazo, el ejercicio adecuado ayuda a reducir el dolor, mejorar la movilidad y fortalecer la articulación afectada. Sin embargo, es fundamental que el ejercicio sea moderado y adaptado a las capacidades de la persona para evitar el riesgo de lesiones adicionales:
El yoga es una excelente opción para quienes sufren de rotura de meniscos internos, ya que es una actividad de bajo impacto que promueve la flexibilidad y el fortalecimiento muscular. Las posturas de yoga que implican estiramiento suave y controlado pueden aliviar el dolor y ayudar a mejorar la movilidad de la rodilla sin poner presión excesiva sobre ella. Además, el yoga ayuda a mejorar la postura y la alineación de las articulaciones, lo que puede reducir el estrés en la rodilla durante las actividades diarias.
La natación es otra actividad muy recomendada para las personas que sufren de rotura de meniscos internos. El agua reduce el impacto en las articulaciones, lo que permite realizar movimientos de bajo impacto que son beneficiosos para la recuperación. Nadar o hacer ejercicios acuáticos puede fortalecer los músculos de la pierna, mejorar la flexibilidad y promover la circulación sanguínea en la zona afectada sin poner presión directa sobre la rodilla.
Las caminatas son una excelente forma de ejercicio moderado que puede mejorar la movilidad y reducir la rigidez en la rodilla afectada. Se recomienda caminar sobre superficies planas y evitar terrenos irregulares o empinados para prevenir el riesgo de una lesión adicional. Al caminar, es importante mantener una postura correcta y usar calzado adecuado para reducir el impacto sobre las articulaciones.
Si no se trata una rotura de menisco interno, pueden ocurrir complicaciones a largo plazo. La falta de tratamiento adecuado puede dar lugar a una mayor degeneración del menisco, lo que podría llevar a la necesidad de una cirugía más invasiva. Además, la inestabilidad de la rodilla puede aumentar el riesgo de sufrir otras lesiones, como el desgaste del cartílago o la osteoartritis en el futuro.
El dolor persistente y la movilidad limitada también pueden afectar la calidad de vida de la persona. En casos más graves, el menisco roto puede provocar que los fragmentos de cartílago se deslicen dentro de la articulación, causando bloqueos o “atrapamientos” que impiden el movimiento normal de la rodilla.
Imagen representativa de una rotura de meniscos internos.
Aunque la rotura de meniscos internos es más común, también se puede sufrir una rotura de meniscos externos. Los síntomas y el tratamiento para ambos casos son bastante similares, aunque la ubicación de la lesión varía. Los meniscos internos son más propensos a desgarrarse debido a su mayor exposición a los movimientos de torsión de la rodilla, mientras que los meniscos externos están más involucrados en los movimientos de flexión y extensión.
El tratamiento para la rotura del menisco externo también dependerá de factores como el tamaño de la rotura y la edad del paciente. Las opciones incluyen reposo, fisioterapia y, en algunos casos, cirugía. El ejercicio moderado, como el yoga, la natación y las caminatas, también puede ser beneficioso para las personas con una rotura de menisco externo, siempre que se adapten a las condiciones específicas de la lesión.
Después de una rotura de meniscos internos o externos, es importante seguir algunas pautas para evitar futuras lesiones:
La rotura de meniscos internos es una lesión común, pero con el tratamiento adecuado y un enfoque de ejercicio moderado y adaptado, la recuperación es totalmente posible. Actividades como el yoga, la natación y las caminatas son excelentes opciones para mejorar la movilidad, reducir el dolor y fortalecer las articulaciones afectadas.
Recordá siempre consultar a tu médico o fisioterapeuta antes de comenzar cualquier rutina de ejercicios y personalizá tu plan de recuperación según tus necesidades físicas.
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