Se conoce como Técnica de Eklund a la práctica de una mamografía con la retropulsión de la prótesis mamaria en aquellas personas que cuentan con una.
¿El implante puede romperse durante la mamografía? ¿Las mujeres con prótesis necesitan estudios complementarios? Son sólo algunas de las dudas de las más de 200 mil argentinas que se sometieron a la operación.
Más de 200 mil argentinas poseen prótesis mamarias, y otras miles anualmente tienen previsto someterse a la operación.
En 2015 se realizaron 30 mil intervenciones de este tipo. La mayoría de las operaciones, de aumento o reducción mamaria, se practica en pacientes de entre los 19 y 50 años.
Ahora bien, desde que los implantes mamarios entraron en escena, en 1962, la comunidad científica debatió sobre el rol de la silicona, material constitutivo de la prótesis, en la aparición de algunas enfermedades generalizadas, que incluyen el cáncer y las respuestas autoinmunes.
Al no encontrarse evidencia científica que estableciera una relación peligrosa entre siliconas y problemas de salud, la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos un país donde 2 millones de mujeres las lleva autorizó, en 1992, la utilización de este tipo de implantes, dando por concluida una larga controversia.
Pero, hoy, la preocupación reaparece ante la sospecha de que el implante pueda interferir con un screening o exploración diagnóstica convencional, a la hora de detectar el cáncer de mama.
Frente a una paciente con prótesis, el radiólogo no debe conformarse con las tomas tradicionales, sino que debe realizar proyecciones adicionales, porque las prótesis son cuerpos opacos a los rayos X, y el tejido mamario que está por encima y por debajo de la prótesis queda tapado por ella.
Se realiza, entonces, una mamografía y además se practica la retropulsión de la prótesis. Esta técnica se conoce con el nombre de maniobra de Eklund y consiste en desplazar la prótesis hacia atrás y por ende el tejido mamario hacia adelante mientras se ejerce simultáneamente la compresión, así se mejora porcentualmente la cantidad de tejido mamario a radiografiar, y la posibilidad de comprimir la mama.
En las prótesis retromamarias, la maniobra de Eklund mejora en un 25 a 30% la visualización del tejido mamario. Por eso, luego de una mamografía, el grado de certeza en relación con la ausencia de lesiones mamarias ronda el 92%, en pacientes sin prótesis, y el 60% en el grupo con implantes
Por otro lado, cuando se estudia el tejido mamario, la mamografía busca poner en evidencia microcalcificaciones y/o nódulos. Sin embargo, hay un pequeño porcentaje de la mama que aparece oscurecido por la prótesis.
Como última instancia, si hay dudas con las dos técnicas previas, puede utilizarse la resonancia magnética” (RNM), una modalidad diagnósticas fiable para evaluar tanto la integridad del implante como el estado del tejido mamario, ya que las imágenes de alta sensibilidad que se obtienen no se ven afectadas por la opacidad de los implantes. Las limitaciones que presenta este estudio son los eventuales falsos positivos, y el costo.
Con el arsenal diagnóstico disponible, hoy se puede asegurar que las prótesis no entorpecen el diagnóstico de lesiones mamarias.
¿El implante puede romperse al comprimirse el seno durante la mamografía?
No, esto solo puede ocurrir si la prótesis es vieja. Se recomienda consultar con el cirujano plástico y tomar las precauciones del caso.
¿Se necesitan estudios complementarios a la mamografía?
Sí, una ecografía y, en ocasiones, una resonancia.
¿Las pacientes con implantes recibirán más rayos?
Aunque se realizan más tomas que en las pacientes sin implantes, la radiación no entraña riesgo de provocar ningún perjuicio.